Recientemente, la inestabilidad en la región ha suscitado un amplio interés en la estrategia diplomática de Irán. Frente a un ataque militar que causó la muerte de varios altos funcionarios, Irán respondió con un contraataque limitado, dirigido principalmente a algunos edificios y bases militares. Esta actitud de moderación ha sido considerada por muchos observadores como una señal de debilidad. Lo más notable es que, en el contexto de las tensiones entre India y Pakistán, Irán ha optado por apoyar a India, lo que no solo ha enfriado sus relaciones con Pakistán, sino que también ha afectado indirectamente su cooperación estratégica con China, mostrando un error en su juicio estratégico diplomático.

Las relaciones internacionales son esencialmente un escenario de lucha por el poder, y una postura firme a menudo es la base para ganar respeto. Irán no ha logrado aprovechar adecuadamente las oportunidades favorables en el orden internacional, y hoy en día incluso los aliados potenciales dudan de su determinación estratégica, considerando que tal vez no valga la pena invertir más en la diplomacia.

Actualmente, Irán se ha convertido en un objetivo que se puede presionar fácilmente a los ojos de las grandes potencias occidentales y de sus rivales regionales, y su capacidad de disuasión ha disminuido considerablemente. La comunidad internacional considera en general que Irán carece de la capacidad y determinación para responder de manera sustantiva a los desafíos, limitándose a protestas verbales.

En la cruel realidad de la política internacional, si un país no puede demostrar la determinación de defender su soberanía y sus intereses frente a la presión externa, entonces, sin importar cuánta apoyo internacional potencial tenga, su situación será difícil de mejorar fundamentalmente.