Los dos países, China y Estados Unidos, llevaron a cabo difíciles negociaciones en Londres que duraron 48 horas, evitando temporalmente el estallido de una guerra comercial a gran escala, pero la situación sigue siendo tensa, y el 10 de agosto se considera un momento clave.
El resultado más notable de esta negociación fue la drástica reducción de los aranceles por ambas partes. Los aranceles punitivos de Estados Unidos sobre China se redujeron del 145% al 30%, y los aranceles de China sobre Estados Unidos también se redujeron del 125% al 10%. Ambas partes hicieron concesiones sustanciales, mostrando su disposición a aliviar las tensiones.
Sin embargo, detrás de la aparente reconciliación aún existen numerosos problemas. Las prohibiciones de Estados Unidos sobre los chips y las restricciones de equipos de avión a China aún no se han levantado, y se mantiene la legitimidad de su "estándar" arancelario del 34%. A pesar de que las exportaciones de China a EE. UU. cayeron drásticamente un 34.5% en mayo, gracias a su ventaja en recursos de tierras raras, logró llevar a EE. UU. de vuelta a la mesa de negociaciones.
El mercado global ha reaccionado fuertemente a esta fricción comercial: el Banco Mundial ha rebajado sus previsiones de crecimiento económico global, y el presidente del Banco Central Europeo advirtió que una guerra comercial podría llevar a la economía mundial a una grave crisis. Países relacionados con la fabricación de aviones como la UE, Japón y México han expresado su preocupación por el deterioro de la situación.
Los mercados financieros también han experimentado una fuerte volatilidad: las acciones relacionadas con tierras raras han subido considerablemente, especialmente las empresas relacionadas en la región de Shenzhen; al mismo tiempo, el dólar ha mostrado una tendencia a la baja, reflejando la incertidumbre del mercado.
En la situación actual, el gobierno de Trump se ha preparado para posibles medidas arancelarias, mientras que Pekín posee el recurso crítico de tierras raras. Las acciones de ambas partes antes del 10 de agosto determinarán la próxima dirección de las relaciones comerciales, y los participantes del mercado deben seguir de cerca el desarrollo de la situación.
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Los dos países, China y Estados Unidos, llevaron a cabo difíciles negociaciones en Londres que duraron 48 horas, evitando temporalmente el estallido de una guerra comercial a gran escala, pero la situación sigue siendo tensa, y el 10 de agosto se considera un momento clave.
El resultado más notable de esta negociación fue la drástica reducción de los aranceles por ambas partes. Los aranceles punitivos de Estados Unidos sobre China se redujeron del 145% al 30%, y los aranceles de China sobre Estados Unidos también se redujeron del 125% al 10%. Ambas partes hicieron concesiones sustanciales, mostrando su disposición a aliviar las tensiones.
Sin embargo, detrás de la aparente reconciliación aún existen numerosos problemas. Las prohibiciones de Estados Unidos sobre los chips y las restricciones de equipos de avión a China aún no se han levantado, y se mantiene la legitimidad de su "estándar" arancelario del 34%. A pesar de que las exportaciones de China a EE. UU. cayeron drásticamente un 34.5% en mayo, gracias a su ventaja en recursos de tierras raras, logró llevar a EE. UU. de vuelta a la mesa de negociaciones.
El mercado global ha reaccionado fuertemente a esta fricción comercial: el Banco Mundial ha rebajado sus previsiones de crecimiento económico global, y el presidente del Banco Central Europeo advirtió que una guerra comercial podría llevar a la economía mundial a una grave crisis. Países relacionados con la fabricación de aviones como la UE, Japón y México han expresado su preocupación por el deterioro de la situación.
Los mercados financieros también han experimentado una fuerte volatilidad: las acciones relacionadas con tierras raras han subido considerablemente, especialmente las empresas relacionadas en la región de Shenzhen; al mismo tiempo, el dólar ha mostrado una tendencia a la baja, reflejando la incertidumbre del mercado.
En la situación actual, el gobierno de Trump se ha preparado para posibles medidas arancelarias, mientras que Pekín posee el recurso crítico de tierras raras. Las acciones de ambas partes antes del 10 de agosto determinarán la próxima dirección de las relaciones comerciales, y los participantes del mercado deben seguir de cerca el desarrollo de la situación.